Una
vida llena de pensamientos que me envuelven entre confusiones y decepciones
emocionales. Debo dejar atrás la melancolía y el dramatismo que me caracterizan
para convertirme en un temperamental artista, que empieza a cumplir incensarios
roles feministas para tratar de maquillar lo que le dirá a una audiencia de una
desalentadora entrevista.
Cuando
empecé a trabajar en tiendas de ropa y revistas de moda, sentí que era mi
destino. Aunque a decir verdad nunca había tenido una formación adecuada en el
mundo editorial, ni mucho menos había sido asistente de nadie. Aprendí
totalmente de mis propios errores cayéndome y levantándome una y otra vez. Era un niño, por no decir un inmaduro, que su
único instrumento de trabajo había sido una herencia familiar, unos ojos
rasgados.
Si
de ser sincero se trata, debo mencionar que gracias a mis ojos y a mis gustos
personales, me despidieron de algunos trabajos. No sabía tratar con los
clientes, y en ese momento de joven rebelde ni me interesaba. Tenía demasiada
pasión. Siempre había mucho de mí mismo en lo que hacía y no lo suficiente de
lo exigido por el cliente.
No
soy comercial y se que van a criticarme, aunque poco a poco he ido cambiando
esta percepción, y ahora pienso que en este negocio se trata de hacer que los
mejores productos estén disponibles para todo el mundo, sin importan que tan
auténticos sean. Quiero que todo el universo se reúna, colabore y comprenda lo
que está pasando en el orbe de la moda, como se pueden apropiar de esto,
sentirse parte de una familia es importante. Pero no quiero que se aburran con
ello y tengo miedo de ser repetitivo, no quiero ser una maquina reproductiva.
Es otra de esas delgadas líneas que me dan pavor.
Siguiendo
bajo el manto de las confesiones, debo decir y aclarar que odio que me digan:
usted es un estilista, esa palabra me limita en mi constante superación
personal y en mi estabilidad emocional. Así que prefiero ser un egocéntrico,
tal cual como me lo inculco mi madre, porque siempre me he visto como un director
de arte, alguien cuyo trabajo consiste en crear estados de ánimo, en supervisar
una imagen global y estructurada. Cuando me siento a pensar en estilismo, creo
que incluso con el mejor look del mundo, una imagen sin un hilo conductor
conceptual parecerá siempre algo aburrido y simple.
Me encanta tener el control de todo pasando
por el diseño, el estilismo, la fotografía, y hasta cuando las imágenes salen
en una revista, rastrear el marketing
que le hacen a la campaña, y por supuesto empaparme del resultado final, el
pronóstico de las tendencias, es la forma de nutrirme y alimentar mi
conocimiento en cuanto al negocio de la moda, califico mi trabajo dependiendo
de la reacción de mis más admirados seguidores.
Lo que hago es un hobby, no es un trabajo para mí, es diversión. Nunca he sentido que sea un trabajo, por eso siento que hago las cosas con buena gana y con pasión. No hago esto por el dinero. Cuando se trata de trabajo no tengo miedo, y eso es porque no he sacrificado nada para hacer lo que hago hoy en día, todo ha ido fluyendo. Lo considero como mi pasatiempo y una forma de vida. No soy muy competitivo. Soy muy abierto, estoy muy conectado con mis fans y con mi propia existencia.
Es más inclusivo si estás con un grupo y en donde la creatividad consiste en ir intercambiando ideas. Se trata de comprender las cosas y de encontrar ideas en la música, en el arte, o en lo que sea, el mundo esta lleno de inspiración.