jueves, 22 de noviembre de 2012

El Nicola Formichetti show: ¿mi vida o mi trabajo?

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Una vida llena de pensamientos que me envuelven entre confusiones y decepciones emocionales. Debo dejar atrás la melancolía y el dramatismo que me caracterizan para convertirme en un temperamental artista, que empieza a cumplir incensarios roles feministas para tratar de maquillar lo que le dirá a una audiencia de una desalentadora entrevista.



Cuando empecé a trabajar en tiendas de ropa y revistas de moda, sentí que era mi destino. Aunque a decir verdad nunca había tenido una formación adecuada en el mundo editorial, ni mucho menos había sido asistente de nadie. Aprendí totalmente de mis propios errores cayéndome y levantándome una y otra vez.  Era un niño, por no decir un inmaduro, que su único instrumento de trabajo había sido una herencia familiar, unos ojos rasgados.

Si de ser sincero se trata, debo mencionar que gracias a mis ojos y a mis gustos personales, me despidieron de algunos trabajos. No sabía tratar con los clientes, y en ese momento de joven rebelde ni me interesaba. Tenía demasiada pasión. Siempre había mucho de mí mismo en lo que hacía y no lo suficiente de lo exigido por el cliente.

No soy comercial y se que van a criticarme, aunque poco a poco he ido cambiando esta percepción, y ahora pienso que en este negocio se trata de hacer que los mejores productos estén disponibles para todo el mundo, sin importan que tan auténticos sean. Quiero que todo el universo se reúna, colabore y comprenda lo que está pasando en el orbe de la moda, como se pueden apropiar de esto, sentirse parte de una familia es importante. Pero no quiero que se aburran con ello y tengo miedo de ser repetitivo, no quiero ser una maquina reproductiva. Es otra de esas delgadas líneas que me dan pavor.



Siguiendo bajo el manto de las confesiones, debo decir y aclarar que odio que me digan: usted es un estilista, esa palabra me limita en mi constante superación personal y en mi estabilidad emocional. Así que prefiero ser un egocéntrico, tal cual como me lo inculco mi madre, porque siempre me he visto como un director de arte, alguien cuyo trabajo consiste en crear estados de ánimo, en supervisar una imagen global y estructurada. Cuando me siento a pensar en estilismo, creo que incluso con el mejor look del mundo, una imagen sin un hilo conductor conceptual parecerá siempre algo aburrido y simple.

 Me encanta tener el control de todo pasando por el diseño, el estilismo, la fotografía, y hasta cuando las imágenes salen en una revista,  rastrear el marketing que le hacen a la campaña, y por supuesto empaparme del resultado final, el pronóstico de las tendencias, es la forma de nutrirme y alimentar mi conocimiento en cuanto al negocio de la moda, califico mi trabajo dependiendo de la reacción de mis más admirados seguidores.



Lo que hago es un hobby, no es un trabajo para mí, es diversión. Nunca he sentido que sea un trabajo, por eso siento que hago las cosas con buena gana y con pasión. No hago esto por el dinero. Cuando se trata de trabajo no tengo miedo, y eso es porque no he sacrificado nada para hacer lo que hago hoy en día, todo ha ido fluyendo. Lo considero como mi pasatiempo y una forma de vida. No soy muy competitivo. Soy muy abierto, estoy muy conectado con mis fans y con mi propia existencia.

 Es más inclusivo si estás con un grupo y en donde la creatividad consiste en ir intercambiando ideas. Se trata de comprender las cosas y de encontrar ideas en la música, en el arte, o en lo que sea, el mundo esta lleno de inspiración.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una ropa capaz de traducirse en un reflejo social

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"Hussein Chalayan, narrativas de moda", así se tituló la ultima exposición de este diseñador de medio oriente. La recopilación de indumentaria estuvo instalada en el Museo de Arte Decorativo de París y estuvo abierta hasta mediados de noviembre del 2011, ofreció una mirada sobre el misterioso universo del modista, cuyas colecciones se asemejaban más a piezas de teatro, instalaciones vanguardistas, esculturas o monumentos arquitectónicos que a vestidos.


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El trabajo de Hussein Chalayan hay que definirlo como una experimentación constante entre materiales, funcionalidad y silueta.  Estos elementos y aptitudes fueron desarrollados desde que entró a la prestigiosa Escuela Saint Martins de Londres y gracias a ese aprendizaje es que hoy en día esas formas inusuales y dinámicas de trabajo se han convertido en un sello característico.

Este artista no sació sus ganas de encontrar en la moda un aliado para transmitir lo que sentía, sino que quería ir más allá de la experimentación y de un concepto social sobre el que reflexionaba el público de sus desfiles.  Así que adaptó la nano tecnología como su nuevo elemento aliado para crear prendas futuristas y robóticas, que le ayudaban a sensibilizar aún más a los fieles espectadores que lo siguen y logran entender su obra.


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Se sabe que antes de empezar a definir el concepto de una colección, este hombre de 42 años de edad, acostumbra a hacer una especie de juego o de ritual que se traduce en un paralelo entre la conciencia y los traumas de su pasado y los de su familia, se apoya también en los hechos relevantes y noticiosos por los que esté pasando el mundo en dicho momento, y posteriormente a esta lluvia de ideas él logra crear un amplio concepto que se representa desde la ropa, pasando por la escenografía y ambientación hasta la música y la invitación al desfile.

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Aunque muchos no entienden el trabajo poco comercial y muy analítico que hace Hussein Chalayan, a él esto no le importa, porque en su criterio único ve la moda y la ropa como algo que no simplemente se puede usar o con lo cual se puede sentir cómodo, sino que más bien cree en la importancia de poder entender el porque son así los materiales, las siluetas y los colores.
 


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Este personaje ha basado su carrera en la teoría técnica de la vestimenta y las variaciones malas y buenas que puede tener ésta, dependiendo de una ubicación geográfica o de un juzgamiento social y cultural. De este modo logra combinar y contrastar elementos tradicionales y vanguardistas al mismo tiempo, para crear objetos o prendas que toman importancia en la medida que uno logra entender el concepto intelectual  de un desfile. “Creo que más que ser un apasionado de la moda es ser un filósofo de moda” Hussein Chalayan.